Rescatado de uno de los interesantísmos hilos de la página de Punset: ‘La capacidad metafóricca es el primer requisito del talento‘, hago mío un texto de un tal Raus, que proporciona reflexiones muy interesantes. Lo hago mío porque hace tiempo que vengo pensado muy parecido y no he encontrado tiempo para desarrollarlo. También comenta que desea hacer un blog. Pues desde aquí yo le animo, y si lee esto puede contactar conmigo para lo que sea.
…Cuando hablamos con los demás, nos mostramos muy reacios a admitir cualquier mensaje del otro que no veamos cierto y evidente. Podemos dar la razón de loco, pero poco más. Esta es la razón, como puede comprobarse con harta facilidad en los blogs de Internet, de que continuamente los diferentes contertulios se enfrasque en acaloradas discusiones, donde menudean las descalificaciones e incluso los insultos. Incluso en discusiones en que no se ventila nada de mucho calado o de notable importancia. Observen, por favor, los derroteros que toman muchas conversaciones. Muchas veces se hacen desagradables e irrespirables. Casi nadie ceja en su empeño de seguir aportando razones. Ah, esto tiene que ver con aquello que nos decía Punset sobre nuestra incapacidad natural para cambiar de opiniones. Incluso nos inhibimos cerebralmente ante el mensaje del rival: no lo oímos. A medida que transcurre la discusión nos fosilizamos en nuestras opiniones originales. Cuanto más discutimos, peor, más nos alejamos unos de los otros. Evidentemente, para nosotros es importante conservar una imagen coherente de nosotros mismos; aparte de que nos jugamos el prestigio social de ser considerados inteligentes. El coste que pagamos por mantener nuestras opiniones a toda costa es que podamos caer en la cerrilidad más estúpida.