Aclaración: Está reflexión nace de lo monstruosa que es la Muerte -con el cáncer como macabro paradigma de la misma- (y no tendría por qué ser así… ¿O sí?). Veámoslo:
Viendo lo violento que es morir -fuere como fuere la forma de morir-, queda claro que la Muerte es tan importante como la Vida. Aún así, yo quisiera ir más allá, afirmando que este binomio Vida-Muerte es innatural. Porque si fuera algo natural, habría una conciliación del Cuerpo con la Muerte, sobre todo llegada la hora. Y nada más lejos.
La maravilla de las células (amén de otras manifestaciones de Vida).
El Cuerpo está preparado para las cosas naturales. Nadie puede discutir eso. El cuerpo necesita comer y por consiguiente está preparado para comer. Necesita evacuar y está preparado para evacuar -entiéndase defecar-. Necesita reproducirse y está preparado para la reproducción. Etcétera. Mayor o menor acertadamente. Pero más cierto aún que el comer, el evacuar o la reproducción -etcétera- es la Muerte, y sin embargo, el Cuerpo no tiene ningún tipo de preparación para la misma.
Pese al bagaje que da millones de años de evolución, el cuerpo no se concilia con la idea de Muerte. Y más aún teniendo en cuenta las promesas electorales de las religiones, sobre otra supuesta Vida -mejor- después de la Muerte. Toda una compleja industria que de ninguna manera parece tener en cuenta el Cuerpo, las formas de vida; porque, aún ante la muerte inminente de cualquier organismo vivo -y más el homínido- cada célula, lejos de prepararse para el trámite -natural e inevitable al fin y al cabo- lucha desesperadamente por evitarlo hasta el final. Pues sépase que las células luchan con todas sus fuerzas hasta el último momento contra la Muerte -incluso continúan la lucha una vez que nuestro cerebro muere-; luchan por consiguiente contra lo que se supone que tendría que ser la Llamada de Dios. E incluso la gran mayoría de las personas -incluidos los religiosos-reniegan de la Muerte y sufren por esta hasta el final -en mayor o menos medida-. No quieren morir. ¿Acaso mente y cuerpo rehuyen intrínsecamente la Llamada de Dios?¿Por qué si debería ser algo maravilloso -el encuentro con Dios, quiero decir-? (según las religiones, claro). Y digo intrínsecamente, porque para que la mente se reconcilie con la idea de Muerte se precisa de un oneroso -o brillante- ejercicio de mentalización y autosacrificio…
De como El Paraíso te da la Bienvenida a un Mundo mucho mejor.
Dicha conciliación (si el binomio Vida-Muerte fuera natural -o el trinomio Vida-Muerte-Vida según las religiones y otras supercherías) tendría que tener por necesidad algo de reflexión -en plan: creo que está cerca el momento– y algo de reacción -química-, donde el cuerpo debería empezar a prepararse para la Muerte: bajar el nivel de actividad y motivación -neurotransmisores- y aumentar el de opiáceos -creando un estado de paz, necesario sobre todo para un eventual encuentro con Dios-. O yo qué sé. De tal manera que la Muerte fuera casi placentera, como lo es el buen cagar, el buen comer y el buen follar. Qué menos para una catarsis taaaan importante. Taaaan intrínseca a la Vida.
Desde luego, no voy a entrar en la instrumentalización que de la Muerte y de la otra -supuesta- Vida han hecho las religiones, luchando -a hierro y fuego- por el monopolio de la gestión de nichos en el Cielo (que por otra parte es negocio redondo, pues muy difícil lo tienen para vérselas y deseárselas con reclamaciones, ya que bien es sabido que del otro Lado nadie ha regresado. Y no hay opción de que nos devuelvan el dinero).
Simplemente dejar ahí mi pregunta: ¿por qué el Cuerpo no se reconcilia -aunque sea mínimamente- con la Muerte, aunque la mente, en algunos casos sí lo consiga hacer?¿Quién se cree el Cuerpo para resistirse hasta el final a la Llamada de Dios ^^?¿No es sospechoso? (pues sépase que el Cuerpo, lo más que hace ante la Muerte es degenerar, lo cuál es más violento y frustrante que conciliador)…
PD: (reflexión final) quizás me haga religioso cuando las diferentes religiones presenten Hojas de Reclamaciones… 😉